1 kg de espárragos
3 dientes de ajo
3 rebanadas de pan
1 pimientos seco rojo grande (sin son pequeños dos)
20 0 25 almendras
unas hebras de azafrán
Vinagre de Jerez o de Módena
Perejil
Sal
Aceite de oliva virgen extra
3 dientes de ajo
3 rebanadas de pan
1 pimientos seco rojo grande (sin son pequeños dos)
20 0 25 almendras
unas hebras de azafrán
Vinagre de Jerez o de Módena
Perejil
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Se cocinan los espárragos en una cazuela con sal y una cucharada de aceite a fuego lento y tapados, para que se cuezan en su propia agua de vegetación.
En una sartén honda se fríen sucesivamente los ajos, las almendras y el pan, que se van echando en el vaso de la batidora, se apaga el fuego y en el aceite todavía caliente se fríen los pimientos secos y el perejil. Se añade el azafrán, un buen chorreón de vinagre, un poco de aceite de la sartén, sal y agua, se puede incluir un ajito crudo si gustan los ajos y se hace una pasta que se echa sobre los espárragos, que se habrán puesto en una cazuela de barro a ser posible, y se le da un hervor.
Si no gustan los ajos, se retiran una vez fritos porque con el sabor que dejan en el aceite es suficiente.
Se sirven en la misma cazuela de barro, y queda muy bien si se acompañan de huevos fritos.
Últimamente he añadido un truquillo a esta receta, a la picada de almendras, pan, pimiento, azafrán y perejil,añado un huevo frito, que lo hago en el aceite que queda de haber frito los otros ingredientes y lo echo junto con el aceite al vaso de la batidora) y lo trituro a la vez, esto le da una suavidad a la salsa extraordinaria.
En una sartén honda se fríen sucesivamente los ajos, las almendras y el pan, que se van echando en el vaso de la batidora, se apaga el fuego y en el aceite todavía caliente se fríen los pimientos secos y el perejil. Se añade el azafrán, un buen chorreón de vinagre, un poco de aceite de la sartén, sal y agua, se puede incluir un ajito crudo si gustan los ajos y se hace una pasta que se echa sobre los espárragos, que se habrán puesto en una cazuela de barro a ser posible, y se le da un hervor.
Si no gustan los ajos, se retiran una vez fritos porque con el sabor que dejan en el aceite es suficiente.
Se sirven en la misma cazuela de barro, y queda muy bien si se acompañan de huevos fritos.
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