martes, 25 de septiembre de 2018

¡QUÉ MENOS¡


Porque una persona muy cercana me lo ha pedido, hoy me he acercado a las tapias del cementerio de Granada, para comprobar si el nombre de su abuelo había sido incluido entre los otros 4000 nombres que figuran en el monumento a las víctimas de la represión franquista de la Guerra Civil.

 Y si, allí estaba su nombre, con la fecha de su asesinato y su edad. Todo eso está escrito en letras de hierro troqueladas, un nombre detrás de otro en filas de diez o doce nombres, agrupadas en columnas de tres en tres, para formar paneles que se suceden dando forma a una larga valla junto al camino que bordea la tapia norte del cementerio de San José de Granada.

Desgraciada tapia, donde fueron  fusiladas, más de 4000 personas, sin juicio y sin culpa, cortando sus vidas por la mitad tras despojarlos de bienes y haciendas, por los que se habían sublevado contra el gobierno legalmente establecido. En Granada no hubo una guerra, simplemente hubo una represión asesina, orquestada por una parte de la sociedad, resentida, envidiosa y mezquina, que aprovechando la coyuntura nacional, ajustó sus cuentas con sus vecinos más sobresalientes, cualquiera que se hubiera señalado cultural, económica, social o humanitariamente, estorbaba para sus fines y fueron privados de la vida, de sus bienes y hasta de su historia.

La sencillez del monumento no le resta efectividad. Sí a mí que en mí familia no hubo ni asesinados ni asesinos y no tengo allí a nadie, la impresión me ha alterado el pulso, me imagino lo duro que será para las personas cuyas vidas han estado marcadas por esa tragedia.

Por ellos, por la vida que no vivieron, por el dolor de sus familias, por el miedo en el que crecieron, por los nietos que no conocieron, por el olvido al que la sociedad los condenó, intentaremos recuperar su historia para dignificar su memoria .

¡Qué menos!


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