LA NOCHE DE REYES
Tenía la niña cerca de cinco
años y todavía era la más pequeña de cuatro hermanos, por poco tiempo, porque
unos días después nacería su hermanito pequeño, el mismo que más tarde se
convertiría en pintor.
Aquel año los alumnos del curso
Preuniversitario del colegio de Los Escolapios, donde estudiaban los hermanos
de la niña, habían ideado un negocio simpático con el fin de obtener dinero
para financiar su viaje de estudios: no era otra cosa que una particular
cabalgata de reyes que llevaría los juguetes a domicilio a los alumnos pequeños
y a sus hermanitos.
El padre, gran aficionado a este
tipo de festejos y funciones para los niños, no dudó en contratar al grupo de
muchachos y organizar una emocionante fiesta de Reyes en su casa. Dado lo
pintoresco del evento, la casa se llenó de gente, acudiendo tíos solteros,
vecinos y todo tipo de amistades, que crearon un ambiente de expectación y
algarabía extraordinario, como extraordinario iba a ser el momento: ¡ni más ni
menos que los Reyes Magos de Oriente iban a visitar aquella casa e iban a
entregar personalmente los juguetes a los niños!
Y allí estaba la niña escondida
detrás de la cortina del pasillo, con la ilusión propia del día, pero esta vez
incrementada con un sentimiento de miedo y preocupación por el valor añadido de
la presencia de Sus Majestades. No en vano los mayores se habían encargado de hacer todo tipo de
cábalas sobre el daño que iban a hacer los camellos en los muebles de la
entrada, o sobre la posibilidad de que no cupieran por la puerta, o incluso, que a alguno de los niños no le vieran y no le dejaran nada por no estarse quieto.
Simultáneamente se apagaron las
luces de la casa y se oyeron grandes ruidos por las escaleras, la niña
comprendió que el gran momento había llegado y se enrolló aún más en la
protectora cortina, dejando abierto un pliegue por el que, con un solo ojo, vio
cómo entraban extraños personajes con ropas brillantes, coronas y turbantes. Incluso
le pareció ver algún camello, pero lo que sí llegó a ver claramente fue la
carga maravillosa de regalos que traían los pajes.
Se hizo el silencio entre los
mayores que esperaban las reacciones de los niños con interés. Siguiendo el
protocolo Gaspar entregó los regalos a un hermano y Baltasar a los otros. Todo
estaba saliendo según lo previsto hasta que el rey Melchor se dirigió sonriente
a la pequeña con su regalo en la mano. En ese momento, en ese preciso momento,
se oyó una voz infantil clara y chillona que, congelando el aire de la noche,
dijo:
¡¡¡Mentira, “bustero”, que tú eres Paquito
Parera!!!
No publiques mi comentario... pero me has emocionado Maria del Mar Vida. Aún estoy llorando,. Sabes por qué?. Por que sabes escribir. Yo creo que has hecho rememorar a todos los niños del mundo su intrínculi.... esa parte que no quieren ... pero que al final les hace ser niños. Ese terror...., esa emoción.... ese no sé qué ... jajajaja pero que a veces acababa en .... uy ... pero si baltasar es igual que el Tío Paco jajajajaja. .............. Te quiero Mar Vida... eres genial
ResponderEliminarMuac.
javier
Desobedeciendo a Javier.
ResponderEliminarque han venido los reyes! vamos vamos!!
ResponderEliminarNo puedo dejar de decir que, como siempre, te animo a dar comienzo al relato largo, es ....nada mas que ponerse, aptitudes no te faltan, actitud....pues te empujaremos, qué le vamos a hacer. Feliz Año, María del Mar.
ResponderEliminarCada año, sigue en mi memoria aquella escena, como si la estuviera viendo. Con el paso de los años, cada vez me da mas pena la cara del pobre Paquito ParerA
ResponderEliminarPues Coco, imagínate a una niña descubriendo escondidos unos regalos, que serían la envidia de cualquier niña en una época en la que los juguetes eran artículos casi de lujo, en su casa e imaginándose que son para ella. Y el día 6 de enero desaparecen y más tarde se entera que son para la hermana menor de una amiga de su hermana mayor. ¡MENUDO CHASCO! A partir de entonces, esto de los reyes magos perdió la poca magia que aún quedaba...
ResponderEliminarBueno... a ver cuándo te decides unirte al club.... y feliz año nuevo
Elena, eso que cuentas si que es duro.
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ResponderEliminarCon razón se dice que genio y figura desde la cuna a la sepultura, jajajaja, te imagino en la situación, no podría ser otra más que tú.
Muy bueno,pero muy corto, como siempre te digo.
Un besazo.
Isabel
Maite dijo: ""Gracias Coco . He leído tu relato y me parece genial, está tan bien descrito que puedes imaginar perfectamente a esa niña, la historia está llena de tu gracia y de tu fuerza.""
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