Nuestro Rey Melchor favorito, antes de partir hacia su reino, ha querido dejarnos un regalo a todos nosotros. Ha delegado en Juan Vida, que se ha tomado la molestia de transcribir el discurso que pronunció en nombre de Su Majestad, en Granada en el año 2010, porque así se lo hemos pedido sus amigos.
DISCURSO
DEL REY MELCHOR A LOS NIÑOS DE GRANADA
Balcón del Ayuntamiento
5 de enero de 2010
Queridos niños y niñas de Granada, queridos granadinos. Un año más
hemos vuelto a esta hermosa ciudad y cada vez que lo hacemos venimos con el
entusiasmo renovado de recorrer sus calles. Tanto nos gusta, que hemos hecho
una propuesta al señor de los calendarios,
para que cada uno de los doce meses del año incluya entre sus días un 5 de
enero, y así poder volver a veros y haceros felices trayendo los regalos que
habéis pedido en vuestras cartas, debidamente presentadas.
Quiero deciros que, aunque
algunos no hayáis sido buenos, tendréis también todos los regalos que os
correspondan, porque sabemos que en el fondo de vuestro corazón reina una
bondad infinita. Queridas niñas, queridos niños, si alguno de los regalos que
habéis pedido en las
cartas no estuviera mañana en vuestras casas, no os preocupéis, es que hemos
pensado que, quizás, tengáis ya demasiados juguetes y habiendo otros niños más
necesitados que no los tienen, hemos querido repartirlos generosamente entre
aquellos más
necesitados. Porque sabemos también de vuestra bondad y de vuestra generosidad
solidaria.
Queridos niños y queridos padres, queridas niñas y queridas
madres. Cuando bajábamos por esas calles maravillosas de Granada, veía subidos
sobre los hombros de sus padres a multitud de niños mirando cómo avanzábamos
con la cabalgata y me he visto a mí mismo
sobre los hombros de mi padre, en las lejanas tierras de Oriente, viendo las
legendarias cabalgatas de los reyes Asurbanipal y Asurnasirpal bajar por los montes Zagros hasta las fértiles tierras de Ur
de Caldea, y he pensado que nunca nadie ha estado más alto que sobre los
hombros de su padre una noche del 5 de enero. Queridos granadinos, seguid
conservando, por favor, la magia de la altura que alcanzasteis en esa
maravillosa metáfora del padre aupando a
su hijo sobre sus hombros para ver la Cabalgata de los Reyes Magos.
Y ahora, en cuanto terminemos, id corriendo a la casa a dormir,
poned los zapatos en el belén o en el árbol y esperad a mañana, que seguro
tendréis todos vuestros regalos.
¡Buenas noches y hasta
siempre!
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