LOS MISERABLES
Es
curioso, muy curioso que coincidan determinados patrones de pensamiento con
personas muy religiosas, de esas que mandan angelitos para dar los buenos días por
las redes sociales y que publican cuadros de santos para felicitar las onomásticas. En general son conservadores en los demás órdenes
de la vida. Rezan y comulgan y cumplen con las liturgias de la iglesia católica
al pie de la letra, las liturgias y las manifestaciones públicas, eso les gusta
mucho, la piel de gallina dicen que se les pone cuando ven un trono ornamentado
con velas y flores por la calle, tanto les gusta que los sacan un día sí y otro
no. Tradición dicen ellos que es eso. Procesiones todos los días molestando a
los vecinos dicen ellos que es tradición, y luego las iglesias vacías a la hora
de las misas.
Otra
cosa es practicar las enseñanzas de esa religión, para ellos el prójimo es
español, español, español y lo aman si piensa como ellos, si no, no. Y para qué
decir de los extranjeros, no de los japoneses de las cámaras de fotos, que
vienen de cien en cien, ni de los americanos de piernas gordas y rosas, con
sandalias y calcetines, esos sí son el prójimo para ellos, a esos gloria
bendita se les tiene que ofrecer. Ahora que si son extranjeros de los que vienen en
patera, muertos de hambre, explotados, esclavizados, violados, mutilados en sus
países enfrascados en torpes guerras, países que los europeos dejaron sin
educar y esquilmados después de siglos de saqueo de sus riquezas; esos son
extranjeros, extranjeros, que hay que dejar morirse en el mar porque vienen a quitarles
lo que es suyo: el bienestar, que no quieren compartirlo de ninguna manera,
porque es suyo, se lo han ganado ellos a pulso, y es suyo desde que sus padres se fueron a Europa a
trabajar en los peores trabajos para traer dinero nuevo a este país y que
saliera a flote después de treinta años de aislamiento y hambre. Esos países que
les abrieron las puertas a los que no tenían nada más que hambre y miseria en
sus pueblos, y les ofrecieron oportunidades de trabajo. Por esas mismas puertas
que se habían abierto pasaron ideas renovadoras, que poco a poco, junto con las
divisas que trajeron los emigrantes, abuelos y
padres de los que ahora no dejan pasar a los que vienen en patera, ayudaron a
que este país prosperara y se convirtiera en un estado moderno y rico, que
ellos no piensan dejar que sea invadido por los pobres. Aunque esas personas
hagan falta aquí, para trabajar y cotizar y tener hijos que trabajen y coticen,
porque ellos, los que se creen que son los dueños del estado de bienestar, no
quieren tener muchos hijos porque es muy incomodo, eso de las familias numerosas
es cosa del proletariado del siglo XIX eso no se lleva ya.
Algunos
de los bisabuelos o abuelos de estos guardianes del bienestar, se fueron en
barcos atestados cuando perdieron la guerra
y fueron a los países de ultramar
donde los ampararon, y les ayudaron a resucitar, gracias a la solidaridad de esos
pueblos pudo sobrevivir España al vendaval de la guerra civil. Habían perdido,
si, pero eran la mitad de los españoles, que no es poco.
Y
ahora, estos Miserables, se han hecho dueños de las fronteras, ¿habla su
religión de las fronteras? Parece que
no, parece que para Jesús de Judea todas las personas eran iguales y tenían que
amarse entre sí, hubieran nacido donde hubieran nacido, o por lo menos, eso es lo que escribieron sus
amigos. Y también les dijo que tenían que enseñar a lo que no saben y dar de
comer al hambriento y dar de beber al sediento, pero se le olvidó hacer
hincapié en que no se podía elegir, tan sediento era uno que venían en patera,
como hambriento era uno que había nacido aquí y había tenido menos suerte que
ellos, no valía seleccionar, eso no valía, pero no lo advirtió en sus
escrituras, seguramente nunca pensó que el ser humano se iba a volver tan
Miserable, como se ha vuelto. Ni se le pasó por su cabeza.
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