jueves, 5 de mayo de 2016

GRANADA, FRENO Y MARCHA ATRÁS

GRANADA, FRENO Y MARCHA ATRÁS


Estaba yo escribiendo una crónica de mi ciudad el otro día, cuando saltó la noticia de la detención del alcalde y su concejala de urbanismo acusados de corrupción urbanística y algunas cosas más. A pesar de las reformas legales, del cambio de imputado a investigado y todos los subterfugios inventados, dado el momento político que se está viviendo en el país, con unas elecciones de repetición a la vuelta de la esquina, desde su propio partido se pidió la inmediata dimisión de los dos ediles, el alcalde se resistió lo que pudo y al final, con un golpe de estrategia personal brillante, exigió que a la par que ellos dimitiera el primer teniente de alcalde, cargo que ostentaba el  presidente provincial del partido, dejándolo todo más claro que el agua, y lo que es más sorprendente es que el tal presidente provincial accedió,y dimitieron los tres ediles dejando vacante el gobierno de la ciudad que venían ejerciendo en minoría , gracias al apoyo de alguien a quién le sobran chaquetas para cambiarse, y que con unos cuantos tejemanejes no ha tenido empacho en apoyar al líder de la oposición, dando la vida municipal un giro de ciento ochenta grados.
Después de este párrafo escrito a modo de introducción, puedo seguir con mi artículo al que habré de dar algunos cambios. dadas las circunstancias, pero cuyo relato al fin y al cabo no tiene por qué cambiar mucho, al menos en lo que de crónica ciudadana tiene. Decía así:
“Granada es una ciudad a la que se le ha echado el freno,  no se sabe por qué clase de razones, pero la verdad es que en los últimos cuatro lustros ha tenido mala suerte política. Todo empezó con un parto con fórceps del que nació un gobierno municipal compuesto por tres fuerzas políticas dispares, que para evitar que gobernara el partido más votado en aquella ocasión cedió ante el único representante de un partido a extinguir que había sacado un solo escaño y se sintió fuerte como para exigir tres concejalías para él solo, y no cualquier concejalía no, eligió Cultura, Turismo y Deportes, así cayó la gestión del emblema ciudadano en manos de lo más cateto que entonces había, resultado: Un Circo.
Como consecuencia del disparate, las fuerzas que se hacen llamar progresistas no han parado de perder votos dando lugar a tres mayorías absolutas seguidas de un partido ultraconservador, representado por un equipo mal dotado para la política, dedicado más a su promoción en el partido que a cuidar de la ciudad, gobernando en contra de toda lógica con tal de ganar puntos ante sus jefes se les ha ido la fuerza entorpeciendo la labor de las otras administraciones dirigidas por el partido rival. Para su propaganda y regocijo gastaron millones en una emisora  de televisión de tecnología obsoleta, que tuvieron que actualizar gastando otros millones que ahora faltan en las arcas municipales. Al final se ha ido al traste la empresa de tanto utilizarla para colocar amiguetes y disimular ingresos. Y se han perdido más millones en disparates múltiples, allá donde han puesto el ojo, han puesto la trampa y el desastre.  Vendiendo empresas municipales rentables y con buen funcionamiento han conseguido que los granadinos paguemos más caro todo: el agua, enterrarse, moverse por la ciudad, viajar en transporte público,  todo se ha supeditado al interés de las empresas que para eso han pagado por gestionar los servicios públicos, para ganar dinero. El capítulo de la economía ha quedado claro, no estamos a cero, estamos a menos muchos millones, y hay que sacárselo a los ciudadanos como sea, tasas, permisos, multas, trampas para multas, multas con trampas...
La ciudad que fue, ya no es. Si alguna vez fue fuente de inspiración de artistas, por su belleza y su ambiente cultural, eso se ha quedado perdido debajo de las mesas, las sillas y las sombrillas de los bares que ocupan la mayor parte del suelo ciudadano, lo que queda de suelo se lo reparten los burros de  las despedidas de soltero chabacanas y las procesiones de los santos, que se les han ido de las manos a los curas y quieren salir todos los fines de semana como todo el mundo. Los primeros dejan la ciudad el domingo por la tarde, después de pasar el dia haciendo el imbécil por las calles y  de pillar el lobazo con las cervezas baratas y las tapas gratis, el tema de las copas lo resuelven con lo que traen de sus pueblos en la mochila, luego duermen en el coche, vomitan en las aceras y se mean por las esquinas. Las segundas interrumpen el tráfico, molestan a los vecinos con las trompetas  y dejan el suelo lleno de cera, que se caen las motos los lunes por la mañana que es un gusto. Total, turismo de calidad: despedidas de soltero y atracción cofrade, negocio redondo y prestigioso.
Y si se trata de procurar bienestar a los ciudadanos  se juntan todas las administraciones, de uno y otro signo, que aquí pringamos todos, y le quitan el pan y la sal a la ciudad y a su provincia, les cortan las comunicaciones por ferrocarril, suprimen trenes, anulan vías, y los mandan a Madrid por Antequera, al doble de precio  y 198 kilómetros más lejos. A Barcelona, nada, a Barcelona no se puede ir, nos hemos peleado con Levante.”

Y, ahora que el nuevo partido, el que coincide con el que gobierna en Andalucía, ha obtenido los votos suficiente para gobernar la ciudad, los granadinos, aunque  conscientes de que es una mala herencia la que reciben, con problemas que no se pueden resolver a nivel local porque vienen impuestos desde otros poderes más altos, esperan que Granada recupere el prestigio que siempre tuvo, que no todo es dinero, que hay muchas cosas que se pueden recuperar con buena armonía y buen trato con las otras administraciones, sean del signo que sean, que los partidos, una vez que son gobierno deben de dejar sus intereses en sus sedes, porque cobran por otra cosa y los que pagan se van hartando cada día más.

Ahora que Granada se ha puesto a mirar para Cuenca que sirva para algo, qué queremos resultados, queremos servicios públicos, públicos, gestionados por funcionarios y no por mercaderes, queremos lo que teníamos: líneas de autobuses lógicas, trenes a todas partes por las vías que había y por las nuevas , calles limpias, agua limpia y barata, jardines, cultura de calidad y de todos, todos, los gustos; un cementerio sin especuladores de tumbas, en fin lo que ellos saben que está mal, que lo saben de sobra, lo que se pueda, poquito a poquito, si lo que está privatizado no se puede desprivatizar, que solo sea de momento y mientras, ejerciendo el control para que el servicio no se deteriore ni haya abusos, no debe de ser tan difícil. Y si alguien lo ve difícil que se haga a un lado, que hay gente que puede, y, sobre todo que se cuiden de hacerlo bien, que los otros están al acecho y que por experiencia se sabe que una mala gestión de la izquierda, trae tres mayorías absolutas y media. Y ellos tienen otros intereses más particulares, solo tiene  que verse como nos han dejado.

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