domingo, 15 de marzo de 2020

AISLADOS PERO NO OLVIDADOS

AISLADOS PERO NO OLVIDADOS


Nunca nos hubiéramos imaginado pasar por una situación así, nuestra vida muelle (con sus más y sus menos, pero confortable) no había pasado por una situación tan extrema como esta. Debemos acostumbrarnos, el primer día ha pasado y el segundo también, habrá que hacer acopio de imaginación y paciencia para sobrellevar de igual forma   un largo periodo de tiempo.

Estos medios  nos han librado del aislamiento, tenemos esa suerte,a ellos nos acogeremos como salvación. No hace tanto tiempo que las epidemias eran cosa habitual, a lo largo de la vida de nuestros abuelos y bisabuelos podían pasar dos o tres y así se regulaba la población, pero es verdad que las ciencias adelantan que es una barbaridad y gracias los señores Pasteur, Fleming, Curie y tantos y tantos que han seguido sus pasos hemos podido vivir sin el miedo a las plagas y epidemias, y las que ha habido han estado cercadas o referidas a colectivos determinados, pero ojo, que estamos hablando de nuestro mundo, del privilegiado hemisferio norte, que en otros lares la cosa canta otra canción. No obstante de otras catástrofes no nos hemos librado, unas provocadas por la naturaleza y otras por los propios humanos,  pero hasta ahora nunca nos había tocado vivir una emergencia de este calibre. 

El otro día en mis investigaciones de las hemerotecas, en las que me informo para mis escritos, me tocó pasearme por las noticias de los años 1884 y 1885, terremoto de Alhama y epidemia de cólera,  las dos pasaron casi a la vez, no tuve más remedio que secarme las lágrimas ante aquellas noticias, en particular me impresionó el capítulo de las esquelas del periódico, en aquella ocasión el cólera no respetaba las edades, caían menores y mayores por igual, impresionante era ver esquelas de niños, pero terribles eran algunas que en la misma participación iban los nombres de dos hermanos de cinco y trece años, incluso vi alguna que albergaba tres nombres de tres hijos de una madre y de un padre, a pesar de los 135 años que nos separan, verlo me causó una honda pena. Afortunadamente ahora se cuenta con otros medios para prevenir, y aunque nos resulte molesto hoy toca asumir las medidas y llevarlas a rajatabla, tiempo habrá de criticar y analizar. 

Salir a aplaudir al personal del Servicio Público de Salud, efectivamente es infatiloide, una americanada,  pero también funciona como terapia compartida, tiene un doble efecto, ellos lo agradecen, me consta, pero también es una forma de relación con los vecinos que después de un día de soledad se agradece. En mi calle salimos a las cancelas y desde allí nos hablamos unos a otros, compartimos la experiencia diaria y alegramos un poco la noche, algún vecino me ha pedido prestado el perro, no es ninguna tontería, mañana lo compartiremos.

Bueno, vale por hoy, escribir este texto me sirve de entretenimiento y de paso comparto mis pensamientos, y a los lectores os digo que si os sirve para algo que lo leáis, y si no:
¡¡¡Ustedes perdonen!!!

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