martes, 17 de septiembre de 2019

SEGUNDA VUELTA O LO QUE SEA

SEGUNDA VUELTA O LO QUE SEA.


La Constitución Española fue creada, aprobada, ratificada y sancionada en 1978 por unos españoles de buena voluntad que, habiendo visto lo visto en los cuarenta años anteriores, pensaron que era la mejor herramienta que se podía dar al país para garantizar que nunca más pudiera pasar lo que había dado lugar a aquella dictadura que resultó demasiado larga y demasiado dañina. Pero esa Constitución tan deseada entonces,  ahora ya no es joven y a fuerza de rendir durante cuarenta años,se le han empezado a desgastar algunos artículos, a los que con el uso le van apareciendo los defectos. El ejemplo más claro es lo que ocurre con los artículos que contiene el Título IV, relativo al Gobierno y su Composición.


Contaban los redactores , cuando crearon este Título IV, con que entre los españoles habría políticos con la altura suficiente para llevar a cabo la acción política con la cordura propia de un país civilizado del hemisferio norte. Pero no, ya se ha visto que no, en el momento en que han desaparecido de la escena las mayorías absolutas, se ha demostrado que el mecanismo de hacer política no lo han comprendido muy bien  los que a eso se dedican. Y la verdad es que debieran de comprenderlo, y si no lo entienden tendrán que buscarse otro oficio.


Tras de tiempos vienen tiempos, y en estos que corren el juego está entre cinco o seis partidos políticos, así lo han querido los votantes de este país y con eso se tiene que contar. Un país es algo muy grande y de su gobernabilidad depende el bienestar y la seguridad  de muchos millones de personas que, por cierto, cumplen con sus obligaciones religiosamente por gusto o a la fuerza, pero pagan. No puede ser que una pandilla de aficionados confundan donde están sus obligaciones, si con el país o con el interés particular de ellos y sus  partidos.Por si a alguien se le ha olvidado se trata de la Cosa Pública , como nos enseñaron los romanos, demasiado seria como para tomárselo a chufla. Y a éstas alturas andamos todavía como aquel al que le querían enseñar a jugar al Julepe y ante la complejidad del juego sacaba sus propias conclusiones:: “Para ti la ciencia y para mi los triunfos”. Pues no es así y van a tener que aprenderlo.


Es indudable que esta Constitución Española necesita unas cuantas reformas, y según se está viendo los programas de los partidos políticos no las contemplan, o lo hacen con tibieza. No se aprecia intención de acometer la reforma en ninguno de los proyectos que se anuncian. Si ellos no lo hacen, igual es la hora de que la gente de este país tome las riendas y ponga en marcha una iniciativa popular pidiendo los cambios más necesarios.

Por razones de actualidad sería bueno pedir con urgencia la revisión del Título IV, concretamente el artículo 99.5, que tantos problemas nos está causando. 


Recordemos su contenido: “Art. 99.5. Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.”


Desde que los españoles a través de las urnas han superado el bipartidismo. concretamente desde 2015 hasta la fecha, se han convocado cuatro veces elecciones generales, contando las próximas del 10 de noviembre. Sería bueno que se mirase a otros países con mayor tradición democrática, que se han sabido dotar de normas que evitan situaciones que paralizan la vida pública, bien por la norma de la Segunda Vuelta, que permite que sean los votantes los que resuelvan o bien por la implantación del encargo del gobierno al Partido Más Votado, ambos dos sistemas también requieren capacidad negociadora para las posterior gobernabilidad, pero al menos se acabaría con esta sensación de desamparo que nos viene acuciando en los últimos tiempos gracias a la falta de cintura política de unos, a la inhabilidad negociadora de otros; por la soberbia de estos o por la no aceptación de los resultados de aquellos; pero la verdad es que ninguno está a la altura ni de la responsabilidad que se les ha encomendado , ni del sueldo que se les está pagando ( que por cierto deberían devolver en un caso como este), ni del respeto que se merece un país que ha depositado su confianza en ellos.


Desde aquí, una vez conocido el desenlace y sabiendo ya que habremos de soportar una campaña electoral una vez más,  y ya van muchas teniendo en cuenta que a las elecciones generales hay que sumar las elecciones municipales y autonómicas de este último año, yo quisiera animar a las personas de este país que se unan para pedir los cambios necesarios, yo pido el cambio del artículo 99.5 de la Constitución y quiero que alguien, que sepa como hacerlo, ponga en marcha  la petición de firmas que se necesite y, por supuesto, pido el voto para aquel partido que en su programa lleve la propuesta clara del cambio constitucional necesario para que no volvamos a vernos más en una situación como ésta. 

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