Brindis y Felicitación
No
se para que sirve esto de felicitar cada 365 días, 366 los años bisiestos,
porque cambia de nombre el año. Ayer era 2017 y hoy 2018, ¡mire usted que bien!
que ya todo va a ser diferente, ni el año que ha pasado ha sido malo, por razón
de su nombre ni el que viene va a ser bueno, por razón del suyo, y mucho menos
porque usted me lo desee a mí, o yo a usted, o todo lo contrario. ¡Estaría
bonito! Cada uno de los días de la vida tiene su afán y de eso no se libra
nadie, hay días buenos, días malos, y fiestas de guardar, y van a ser así, sean
del año que sea. No obstante, las
personas nos agarramos a cualquier cosa con tal de añadir un poco de ilusión a la
vida, y celebramos las tradiciones sabiendo que nada va a ser diferente gracias a ellas. ¡Pero bienvenidas
sean si sirven para divertir y unir a la gente! Un año más ha pasado y lo hemos vivido, ahora
viene otro, vamos a abrirle la puerta, que pase, que nos traiga lo que tenga
que traer y si son cosas buenas, mejor.
Yo me apunto a la tradición de brindar por que vengan tiempos mejores para
todos vosotros, amigos míos, aprovechando que, hoy por hoy, brindar no cuesta
dinero, que si costara ya veríamos si había tanto brindis y tantos buenos
deseos.
Y,
como para incongruente yo, y para
pegarse mi papa, desde aquí, desde mi
sillón Voltaire, os deseo a todos que lo paséis lo mejor posible y sobre todo
que tengáis un: ¡Feliz Año Nuevo!
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