miércoles, 13 de enero de 2016

LUMINOSO ENERO



A mi hija Maria del Mar González Vida




Algo tiene el mes de enero que le hace ser especial, no es “florido y hermoso” como mayo, ni plácido como agosto, tampoco brilla como  julio, ni es cambiante  como  abril; no es loco ni ventoso como febrero y marzo, ni esperanzador  como  junio y no es decepcionante como septiembre, ni es nostálgico como octubre, romántico como noviembre y, por supuesto, no quiere ser  festivo como diciembre, pero sus contrastes de luz, frío y color lo convierten en el mes principal del año, por ser el primero y porque en sus días los propósitos y las esperanzas se mantienen intactos, limpios y preparados para que los otros meses se ocupen de desgastarlos.

Entrar de madrugada el trece de enero en un hospital del siglo XVI, aunque muy bien adaptado a los tiempos,   con lluvia, frío y miedo, le hace a una sentir como oveja que va al matadero o algo peor, porque las ovejas no saben lo que les va a pasar, y la que va a ser madre por segunda vez si lo sabe y lo sabe bien. Hacer el trabajo de nacer una vida en varias horas es muy duro, pero el resultado feliz hace que ese esfuerzo se olvide y sabiendo que no lo tienes que volver a hacer más en la vida hace que al salir del hospital al día siguiente se vea la luz de la tarde de enero como la más luminosa y liberadora que se verá en en la vida.
Hoy, treinta y tres años después, escribo estas palabras para felicitar a mi hija Maria del Mar en su cumpleaños, porque es el primero que no va a pasar con nosotros, porque está lejos y porque quiero que sepa que ella es como la la luz de enero para su familia, por su alegría,su generosidad y por esa fuerza que derrocha ante la vida que hace mejores a todos los que se acercan a ella.

Muchas Felicidades hija, para este año y para siempre, y que se cumplan todas tus ilusiones.

Mamá.


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