En primer lugar debo explicar el título
de estos cuentos, en los que quiero
contar sucesos vividos por mí o por algunos compañeros, en el desarrollo de
nuestro oficio de funcionarios de la Seguridad Social española.
La sede provincial de Granada del
organismo encargado de la gestión de la Seguridad Social, está en un soberbio edificio
modernista, en pleno centro de la capital de la provincia, que ya desde su
inauguración a final de los años 20 del siglo pasado, se ha conocido como la
Casa de la Perra Gorda, nombre que
deriva de la denominación que la gente dio a los primitivos sistemas de
protección social obligatorios, en los que por medio del abono de una perra gorda diaria
(10 céntimos de peseta) por parte del empresario, se garantizaba una pensión de
vejez a los trabajadores al cumplir los sesenta y cinco años, que ascendía a la
cantidad de 365 pesetas anuales, una peseta al día que, aunque modesta, en aquellos tiempos
inseguros, era un escudo contra el hambre nada desdeñable.
A pesar de que algún directivo despistado, procedente de
otras regiones de carácter más serio y
formal, pretendió borrar esa denominación por considerarla anticuada e indigna,
con resultado de fracaso absoluto en el intento, la Casa de la Perra Gorda no
ha perdido su glorioso nombre, así se la conoce y así se conocerá mientras siga
en pie y cumpliendo sus objetivos, si se le permite, que esa es otra cuestión.
Es la Perra Gorda el lugar donde hemos
trabajado los funcionarios de la Seguridad Social y donde han ocurrido estos
hechos que voy a contar a los que, en consecuencia, he llamado "Cuentos de la
Perra Gorda".
Me reitero en lo dicho en varias ocasiones como consecuencia de un nuevo post tuyo : ¡¡¡¡ ¿ para cuando la novela?, con lo bien que escribes te saldrá bordada
ResponderEliminarole ahí maaama!
ResponderEliminarEstoy com Mory, vê juntandoLos. Todos magnificos
ResponderEliminarQue bueno!!!
ResponderEliminarQueremos más!!!
besotes Carla
Genial, haces que una historia sencilla y mundana se llene de humor, pena y ternura a la vez, por unos personajes que formaron parte del paisaje de esta ciudad y que particularmente creo reconocer de tiempos anteriores a mi exilio. Me encanta como cuentas. Subscribo los primeros comentarios, incluido el: "ole ahí maaama!"
ResponderEliminarMuchas gracias por tu cuento Coco, me ha dejado una sonrisa en mis labios
ResponderEliminarGracias a todos.
ResponderEliminar¡Bueno como todos! ¡Bueno como tu!
ResponderEliminarAunque no has entrado en la "sal gruesa" que había detras... se adivina ¡eres buena! animate y haz caso a los opinantes, sigue escribiendo, por ejemplo la del mosquito...y tantas y tantas
¡Gracias Emilico!
ResponderEliminarMuy bien escrito !.. Está perfectamente claro y meridiano !
ResponderEliminar.. Está muy bien expresado !.
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