EL PATIO
Mirando a través de
los cristales de la ventana del cuarto de estar se ve el patio verde, fresco y
limpio; ha sido un invierno particularmente lluvioso y frío, pero la yedra que
tapa las paredes y trepa por las columnas de la pérgola, hasta cubrirla por
completo, ha sobrevivido al mal tiempo y con los primeros rayos del sol de la
primavera ha surgido más brillante y lustrosa que nunca.
Es un patio pequeño,
pero en él caben los elementos suficientes para que cada uno pueda desarrollar
su vida independientemente: los perros reinan en el suelo; los gatos hacen
equilibrios para pasar por el filo de la tapia que delimita el patio mientras
se ríen de los perros que se vuelven locos porque saben que jamás podrán
pillarlos; a su vez, el ratoncillo que vive encima de la pérgola se divierte
provocando a los gatos que jamás lo podrán pillar a él, porque se esconde entre
las plantas que la cubren y tendrían que pasar por encima de la parra,
y si lo hicieran se caerían al suelo y los pillarían los perros, porque los
pámpanos verdes no tienen fuerza para soportar el peso de un gato. Se cierra
así el círculo del mundo de los perros, los gatos y el ratón.
Pero quedan muchos círculos de vida todavía en
el patio: las avispas que revolotean alrededor de la alberca y cuando se
acercan a beber se quedan atrapadas en el agua y se ahogan, no todas, porque algunas
encuentran una hoja o una flor y se suben hasta que se les secan las
alas y vuelven a volar, las salamanquesas que se pasan la vida debajo del farol
de la pared de la pila, que es la única que no tiene plantas, esperando a los
mosquitos, que no se resisten a la atracción de la luz sin darse cuenta de que
lo único que consiguen es que se los coman las salamanquesas, pero no importa,
que se tranquilicen los ecologistas, que no se va a romper el equilibrio: las
salamanquesas son pocas y los mosquitos son legión; por tanto, no hay peligro
de extinción de la especie.
Esta mañana hay una
actividad nueva en el patio: una pareja de mirlos está haciendo su nido. Han
elegido un lugar entre la yedra en la pared del fondo. Es un error y alguien
debería advertirles que no se tomaran el trabajo, que el jardinero cuando lo
vea se lo va a quitar, que alguien les diga que no traigan las ramitas y las
hierbas, que no las tejan con forma de cesto, que luego no rellenen el cesto
con tierra húmeda, que no esperen a que se seque para venir a ocuparlo, porque
cuando una tarde venga la mirla parda a poner sus huevos no va a encontrar su
nido perfecto y se va a volver loca, y va a ir a buscar al mirlo negro y guapo
con su pico amarillo, y los dos se van a golpear una y otra vez contra el lugar
donde estaba sin comprender lo que ha pasado con su nido que tanto esfuerzo les
ha costado. Y la mirla tendrá por fin que poner los huevos en cualquier parte y
quién sabe si podrán nacer los polluelos. Por eso, para impedir ese drama,
sería necesario que alguien les dijera que buscaran otro sitio, pero quién se
lo va a decir si en el patio nadie se fía de nadie.
Mañana la salamanquesa le dirá a una avispa que le ha contado el
ratón que un mosquito le ha dicho que sabe de buena tinta que los perros, que
son los únicos que entran en la casa, vieron llorar a la mujer del jardinero
por la tragedia ocurrida el día anterior a la familia de los mirlos.
ajaj jardinera dan ganas de quedarse en el patio!!
ResponderEliminarJardinero cruel....
ResponderEliminarCarla
Me encanta ese jardín!!!!!!!!
ResponderEliminarCoquete
NO¡¡¡, pobretico, el no es cruel, lo que pasa es que si nacen ahí los mirlillos los gatos se los comen a las primeras de cambio y ademas se cagan los padres en el filo de la alberca en sus idas y venidas. ¡No demonicemos al jardinero que siempre sabe lo que hace!
ResponderEliminarMe ha cautivado, era yo y no tu quien estaba en la ventana viendo, observando el patio, qué facilidad para la descripción y que "sueltas" salen las migas, si se me permite el símil gastronómico, que por otra parte es lo mío.
ResponderEliminarNota: mi nieta echaría de menos al sapo, ñpues ahora está con el cuento de tania...y el sapo.
Un besico, Coco, que me ha gustado mucho
Pero es que con ese jardinero tan limpio los sapos no quieren vivir en la alberca, porque no hay ni algas ni ovas ni lamas ni nada de eso, solo hay agua super limpia, cloro y "antilargas"
ResponderEliminarCoco, como todo lo tuyo, digno de figurar en una antología, en este caso ecológica.
ResponderEliminarAunque, ¡pobre ratón!, ¡qué ansiedad!, ponle lexatín con el queso.
Con tu permiso lo pongo en mi blog.
Un abrazo
el patio de tu casa es particular y especial como toda tú. Bonita
ResponderEliminarmarisa márquez
Coco: MARAVILLOSO tu cuento. Igual que los desayunos en ese rincón del patio donde disfrutar de cosas ricas y de tu compañía, ya lo estoy echando de menos. Maite.
ResponderEliminarNo no, el jardinero no es cruel, que yo lo conozco, limpiooo eso si, como los chorros del oro, y no cabe en la mente de nadie una rana sapo o gusarapo en esa alberca.
ResponderEliminarY los mirlos? el que manda.... manda.
Siento mucho lo de Kiki, leer otra vez tu relato del "Generador de sonrisas me ha hecho llorar.
ResponderEliminarEl anónimo último soy yo, Mery, que no habia forma de mandarlo sino era así.
ResponderEliminarTendrá razón el jardinero, pero da penica de todas formas.
ResponderEliminarEn una pared del patio de mi madre hay un respiradero para un cuarto de baño sin ventanas que todas las temporadas sirve de nido perfecto para alguna parejilla. La pared se queda hecha una porquería, pero da tanto gustirrinín hacer pis oyendo a los poyuelos, que merece la pena.
Y lo agustico que estáis ahí ¿eh?
ResponderEliminarY lo agustico que estáis ahí ¿eh?
ResponderEliminarQue Elizabeta soy yo, Maribel Boloix, es que he cambiado de nombre, por eso de "nueva etapa", ahora están aquí de vacaciones algun familiar, ya estoy más acompañada y se nota... ahora me doy cuenta de lo sola que se está cuando se está sola...me he propuesto decirles a todos lo mucho que los quiero, ya no me dá verguenza, creo que necesito que lo sepan y lo noten, ya está bien de suponer, hay que entregarse. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYo pude observar tu patio Coco!!! pero te envido por describirlo así... es maravilloso leerte y alimentarnos de tus bonitas historias y narraciones. Un beso.
ResponderEliminarCoco, me parece originalísima tu descripción del patio, es que consigues, como los buenos escritores, una idea tal del patio, que yo creo que si lo contemplara al natural lo reconocería, pero quizá me iba a parecer un poco menos vivo...y en este caso la ficción superaría la realidad. Vas creando todo un círculo, ecológico, que terminas con una retahíla tan encantadora como las populares que aprendíamos de chicas. ¿Precioso! Mis felicitaciones!
ResponderEliminarMuchas gracias, María Victoria, ese comentario que viene de la autoridad, si que tiene mérito.
ResponderEliminarHuy! qué exagerada con eso de la autoridad! Es que tú ya sabes las cosas que hay que leer a gentes que se dan a sí mismas el título de "poetas". Y algo tan bien escrito como lo tuyo se lee de corrido y se disfruta.
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