viernes, 24 de abril de 2015

VEINTICINCO DE ABRIL




PORTUGAL



Pienso que tengo motivos para estar agradecida a la vida por haberme puesto en el mundo en 1950, gracias a este hecho he tenido la oportunidad de ver en directo acontecimientos extraordinarios que han cambiado la historia de los pueblos. Desafortanadamente no todos han sido cambios positivos, pero el 25 de abril de 1974 nuestros hermanos portugueses dieron una lección al mundo de como con unión y voluntad los destinos de los pueblos se pueden cambiar sin necesidad de matarse unos a otros, y yo estuve ahí para verlo. . ¡Prosperidad y paz por Portugal para siempre!




jueves, 9 de abril de 2015

NUEVE DE ABRIL



CUMPLEAÑOS

Hoy no ha sido un dia como otro cualquiera, tampoco ha sido un cumpleaños como ninguno de los sesenta y cuatro anteriores, hoy ha sido el dia exacto en que he llegado a la edad de la jubilación normal, con la que yo contaba. Por asuntos de salud cesé en el trabajo seis años antes, pero esta es la fecha esperada durante toda mi vida laboral. Lejana, lejanísima la veía yo cuando empecé a trabajar con veintidos  años. Y al fin ha llegado, han pasado cuarenta y tres y aquí estoy, con el mismo espiritu y las mismas ganas de vivir que he tenido siempre, o más aún, porque despùés de ganarle la partida a ese cáncer cabrón que quería acabar conmigo, tengo ilusión y fuerzas para disfrutar, lo que pueda y como pueda, el resto de mi tiempo en el mundo.
Y, como siempre, el mejor recuerdo para mi padre, que hoy hace 109 años que él nació. ¡Felicidades Papá!

miércoles, 1 de abril de 2015

EL MES ABRIL



EL FEDERADO

Dedicado a mi amigo Pablo Alcazar que se empeña en hacerme escribir


Buscando las sensaciones de aquellas primaveras tempranas, cuando  las procesiones de Semana Santa servían a los niños de excusa para las primeras  salidas nocturnas en pandilla, bajo la más o menos relajada vigilancia de algún hermano mayor cómplice, tuvimos la tentación de acudir a ver una de aquellas procesiones mi amiga Conchita y yo, con la intención de disfrutar,una vez más, de la luz, el color y el olor de un mes de abril generoso, de los que en Andalucía suelen acompañar a Jesús de Nazaret en el recuerdo de su particular sacrificio.


Allí nos plantamos las dos mujeres más que maduras, enfrente de la iglesia de Santo Domingo, para ver salir a la Virgen del Rosario al son de la Salve  Marinera. No era el mismo ambiente de nuestra infancia, aquello se había desmadrado un tanto, demasiada parafernalia y demasiado personaje postizo. No, no era la Semana Santa que recordábamos, aunque la atmósfera si era la misma y eso nos alegraba y justificaba la visita.

Al bajar hacia el Centro por la Cuesta del Progreso, nos encontramos con algunas otras procesiones que hacían su recorrido y tuvimos que parar, imposible cruzar sin ser increpadas por un público entregado, y allí nos colocamos en segunda fila a mirar los Santos que la Cofradía de turno había preparado para salir de paseo aquella tarde. Entre ellos venía un Jesús Nazareno, vestido con su túnica morada y  sus faldas rizadas,bajo las que se veían dos palos que sujetaban el cuerpo y bailaban al son que mandaban los costaleros. Nosotras, carentes del más mínimo fervor religioso, encontramos aquello muy gracioso, pero éramos conscientes de que había que respetar a aquella gente y, por no estar calladitas, comentábamos los preciosos adornos que tenía la túnica, la dificultad de los bordados en hilo de oro y cosas por el estilo. Junto a nosotras había un grupo de señoras, muy arregladas de peluquería y joyería,  que miraban la procesión con caras muy serias, producto del momento devoción que ellas estaban viviendo., o eso creíamos nosotras.

De pronto, ante uno de nuestros respetuosos comentarios sobre la calidad del tejido de la túnica, una de aquellas señoras, con cara de enfado, la boca torcida en gesto de desprecio y de asco , exclamó casi gritando:


-¡Pues no está federado!


Tardamos unos segundos en reaccionar, ajenas a esos mundos cofrades,  nuestras inteligencias no alcanzaban  a comprender  tal cosa. Una vez asumido el concepto-federación, no nos quedó más remedio de seguir la conversación como requería la ocasión,  manifestando nuestro asombro ante tal disparate:

-¿Qué me dice usted, que ha salido sin federar?

-¡No me lo puedo creer!
-¿Estás oyendo? ¡Que no está federado el Nazareno!

Así seguimos un rato,   hasta que pudimos salir de allí, corriendo calle Concepción abajo, riéndonos, no sabemos si de lo loco que está el mundo, o de nosotras mismas por meternos en él.