miércoles, 1 de abril de 2015

EL MES ABRIL



EL FEDERADO

Dedicado a mi amigo Pablo Alcazar que se empeña en hacerme escribir


Buscando las sensaciones de aquellas primaveras tempranas, cuando  las procesiones de Semana Santa servían a los niños de excusa para las primeras  salidas nocturnas en pandilla, bajo la más o menos relajada vigilancia de algún hermano mayor cómplice, tuvimos la tentación de acudir a ver una de aquellas procesiones mi amiga Conchita y yo, con la intención de disfrutar,una vez más, de la luz, el color y el olor de un mes de abril generoso, de los que en Andalucía suelen acompañar a Jesús de Nazaret en el recuerdo de su particular sacrificio.


Allí nos plantamos las dos mujeres más que maduras, enfrente de la iglesia de Santo Domingo, para ver salir a la Virgen del Rosario al son de la Salve  Marinera. No era el mismo ambiente de nuestra infancia, aquello se había desmadrado un tanto, demasiada parafernalia y demasiado personaje postizo. No, no era la Semana Santa que recordábamos, aunque la atmósfera si era la misma y eso nos alegraba y justificaba la visita.

Al bajar hacia el Centro por la Cuesta del Progreso, nos encontramos con algunas otras procesiones que hacían su recorrido y tuvimos que parar, imposible cruzar sin ser increpadas por un público entregado, y allí nos colocamos en segunda fila a mirar los Santos que la Cofradía de turno había preparado para salir de paseo aquella tarde. Entre ellos venía un Jesús Nazareno, vestido con su túnica morada y  sus faldas rizadas,bajo las que se veían dos palos que sujetaban el cuerpo y bailaban al son que mandaban los costaleros. Nosotras, carentes del más mínimo fervor religioso, encontramos aquello muy gracioso, pero éramos conscientes de que había que respetar a aquella gente y, por no estar calladitas, comentábamos los preciosos adornos que tenía la túnica, la dificultad de los bordados en hilo de oro y cosas por el estilo. Junto a nosotras había un grupo de señoras, muy arregladas de peluquería y joyería,  que miraban la procesión con caras muy serias, producto del momento devoción que ellas estaban viviendo., o eso creíamos nosotras.

De pronto, ante uno de nuestros respetuosos comentarios sobre la calidad del tejido de la túnica, una de aquellas señoras, con cara de enfado, la boca torcida en gesto de desprecio y de asco , exclamó casi gritando:


-¡Pues no está federado!


Tardamos unos segundos en reaccionar, ajenas a esos mundos cofrades,  nuestras inteligencias no alcanzaban  a comprender  tal cosa. Una vez asumido el concepto-federación, no nos quedó más remedio de seguir la conversación como requería la ocasión,  manifestando nuestro asombro ante tal disparate:

-¿Qué me dice usted, que ha salido sin federar?

-¡No me lo puedo creer!
-¿Estás oyendo? ¡Que no está federado el Nazareno!

Así seguimos un rato,   hasta que pudimos salir de allí, corriendo calle Concepción abajo, riéndonos, no sabemos si de lo loco que está el mundo, o de nosotras mismas por meternos en él.

5 comentarios:

  1. Mira, Coco, si no está federado, no está federado. Te pongas como te pongas.

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  2. ¿ Procesionando sin federar? ¡ Anatema!

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  3. Coco, te quiero federada y sin federar. Me alegro mucho de volver a leerte.

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  4. Lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.

    Como siempre, mencanta!!!

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  5. Concha Ortega escribió: Ya he leído tu cuento Federado y recuerdo que además de no estar federado el santo parecía un" abanto " o sea un alimoche boñiguero , me gustan mucho tus historias sigue con ellas son divertidas besos

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